Grishka Holguin: pionero de la Danza Contemporánea venezolana
1 comentarios Publicado por Johanna Calderon y Fernando Toussaint en 3:20 p. m.Se inició en la rama actoral, y posteriormente fue inducido por su maestro Lester Horton a estudiar nuevas técnicas teatrales en los Estados Unidos. Horton lo inició en la danza moderna y desde ese momento empezó su formación como bailarín. Al llegar a Nueva York, ya por los años 40, Grishka es recibido en el recién inaugurado Actor*s Studio, institución que predicaba para el momento el sistema de preparación actoral de Stanislavsky y los preceptos de la biomecánica de Meyerhold, muy difundidas para el momento.
Allí, hace amistad con un joven pianista quien lo invita a acompañarlo a una gira latinoamericana como ayudante. En estos giros del destino, es cuando llega por primera vez a Venezuela, “la pequeña París”, como él mismo la llamó, y en donde ha de quedarse por el resto de su vida.
En Caracas conoce a Jesús Gómez Obregón, director de la Escuela de Teatro de Caracas, de donde salieron importantes dramaturgos contemporáneos como Gilberto Pinto. Gómez Obregón lo invita a impartir algunas clases en el Teatro Alberto de Paz y Mateos, y es allí donde por primera vez en Venezuela se reciben las primeras lecciones de la biomecánica de Meyerhold.
En los años 50, con más tiempo en el país y siendo cada vez más reconocido por sus trabajos, Grishka abre la primera escuela de danza moderna en Venezuela, ubicada en La Charneca, a la cual llamará “El teatro de la Danza”, tal como la agrupación parisina. Allí se dedica a la formación de la nueva generación de bailarines venezolanos que pronto darían de qué hablar, se trata de Sonia Sanoja, José Ledezma y Conchita Crevedio, esta última llegaría a ser su esposa durante 10 años. Sanoja y Crevedio son las primeras alumnas de Grishka que traen sus conocimientos al espacio universitario de la UCV, impartiendo clases abiertas en los propios jardines de Tierra de Nadie, pero luego en el 72 formalizan su enseñanza bajo la dirección de José Ledesma, fundando el primer Taller Experimental de Danza Contemporánea UCV.
Mientras tanto, Grishka cumplía funciones de director de la primera Compañía Nacional de Danza. Para este instante, “el negro” Ledesma como fue conocido posteriormente el coreógrafo, plantea a la Dirección de Cultura de la UCV la conformación de una Compañía dentro de la Universidad, a lo cual se le colocó infinitas trabas que obligaron al maestro y a algunos de sus bailarines a abandonar el espacio universitario y formar el Taller de Danza Caracas que funciona aun en nuestros días. Los maestros se reúnen y ante tal decisión, Grishka toma la dirección del joven grupo universitario. Es bajo su batuta que se conforma de una vez lo que conocemos hoy como el Taller Experimental de Danza Contemporánea Pisorrojo. Sin duda alguna, el maestro Grishka fue doblemente padre: de la danza moderna en Venezuela y de Pisorrojo, un colectivo que lleva vivo en sus raíces y hasta todas partes el legado de su maestro.
De cómo Pisorrojo y el Taller Permanente se unieron…
0 comentarios Publicado por Johanna Calderon y Fernando Toussaint en 3:14 p. m. La agrupación de Pisorrojo tal como hoy la conocemos no siempre estuvo conformada así. Después de que el grupo pasó a la dirección de Adolfo Ostos en 1995, muchos de sus integrantes sintieron culminada su formación dentro del Taller o sencillamente atendieron el llamado de importantes compañías en otros lugares del país, e incluso del exterior.
Por nombrar a algunos de sus pasados integrantes que hoy en día representan al país en el exterior como coreógrafos, bailarines y maestros se encuentran: Moravia Naranjo, Ailed Izurieta, Eliana Quintero, Pedro Marroquín y Renè Ydrogo. El último, luego de pasar por Pisorrojo como bailarín en 2003, se separó del grupo y buscó fundar un nuevo taller dentro de la UCV, que llegaría a ser el Taller Permanente de Danza Contemporánea-UCV.
El TPDC formó a jóvenes bailarines que no solo eran parte de la comunidad ucevista, sino que albergó a estudiantes de otras casas de estudio, abriendo amplias posibilidades para ellos. A finales de 2006 Renè Ydrogo y Elio Martínez, quien en ese momento era el asistente de dirección artística de Pisorrojo, se reunieron para solventar un grave problema: Pisorrojo pasaba por momentos difíciles, pues su director Adolfo Ostos se encontraba gravemente enfermo y no podría asistir màs a Pisorrojo. Además, el grupo había perdido alumnos, sus presentaciones estaban paralizadas, y contaban con a penas 3 integrantes permanentes para bailar.
Tras la reunión, se llegó a un acuerdo en el que el TPDC y Pisorrojo se unirían, albergando a sus estudiantes e incorporando nuevo repertorio y maestros al nuevo Taller Permanente de Danza Contemporánea Pisorrojo. Durante el 2007 René Ydrogo estaría a cargo de la Coordinación del taller, junto con Elio Martínez en la Asistencia de dirección, y Ostos en la Dirección General.
Esta unión impulsaría de nuevo al grupo hacia una ardua tarea de creación y formación, en la que se pudo recibir entrenamientos de ballet clásico, Técnica Gramham y Técnica Cuhningham, a parte de insertar piezas de creación colectiva y elaborar proyectos y festivales de Danza no solo en Caracas, sino en otras regiones del país, como Mérida y Maracaibo. A finales de 2007 Renè Ydrogo se retira del equipo de Pisorrojo, y entra en su lugar el joven bailarín Carlos Penso, quien saldría como alumno de la coreógrafa Inés Rojas y antes formaba parte del Grupo Caracas Roja Laboratorio, fundado por la mencionada bailarina. Ante esto, Elio Martínez pasa a llevar el cargo de Dirección General del grupo después del sensible fallecimiento de Fito (como era cariñosamente conocido Ostos) en marzo de 2008.
En la actualidad, Pisorrojo cuenta con una base muy amplia lograda gracias a quienes un día pasaron por sus tablas cuando a penas incursionaban en el mundo de la danza, y quienes ahora, a pesar de haberse retirado a bailar con otras compañías, siempre vuelven al piso que les brindó aquel salto de júbilo, para colaborar con la formación de las generaciones de relevo que tendrán en sus manos (y en su cuerpo) la responsabilidad y la fortuna de abrir nuevos horizontes en la danza contemporánea venezolana.